El Disco de la bomba o el primero de Manal, fué la aventura inaugural del sello Mandioca, que por entonces apostaba a la plena libertad creativa de las bandas fundadoras de nuestro rock. La poética urbana de Javier Martínez, con sus fills jazzeros en la batería; la osadía de un Alejandro Medina que distorsionaba el bajo y volvía estupefactos a los técnicos de grabación, y la ingeniería blusera compulsiva de Claudio Gabis, se plasman en este álbum digno para domingos de empedrado caliente.
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